Las encinas son el árbol emblemático de España por su antigüedad en toda la península ibérica, aunque no tanto como los pinos que son la especie más longeva del mundo con unos ejemplares situados en el estado norteamericano de Nevada, y aquí en España los árboles más antiguos son los pinos ubicados en zonas altas de la sierra de Cazorla. También son destacables las gigantes Secuoyas de Estados Unidos, y los monumentales castaños del norte de España. En nuestro país todavía se conservan muchas encinas en Extremadura, y según algunos documentos de época romana, las ardillas podían cruzar nuestro país entero sin bajarse del corredor verde formado por las encinas. Sin embargo, hay muchos factores que han causado la desaparición de la mayoría, destacando su tala masiva por el excelente poder calorífico de su madera para uso de leña, el incremento de enfermedades causadas por plagas vegetales que se han multiplicado con el aumento de temperatura debido al cambio climático probado por la mayoritaria comunidad científica internacional, o en fincas agrícolas el cambio en sus costumbres de riego y la profunda roturación del terreno sin respetar un perímetro de protección de casi el triple diámetro mayor de su copa. La subespecie más habitual en Elche de este árbol forestal se conoce en nuestra lengua vernácula como Carrasca, y se denomina popularmente “bellotera”, porque precisamente sus bellotas recolectadas en el mes de Diciembre han tenido tradicionalmente varios usos de consumo animal, y también para alimento humano en tiempos de escasez. En el término municipal de Elche con sus 33 pedanías, todavía existen diseminados unos diez ejemplares centenarios, y entre ellos sobresalen además de esta encina ubicada en la pedanía rural de El Derramador, otros ejemplares aún más vigorosos y bautizados por la tradición oral como son los siguientes: Bellotera de la Tía Andrea (partida de El Derramador), Carrasca de la pedanía de Perleta (en la finca documentada cartográficamente como “Roal de la Bellotera”), Bellotera de la Masía del Tío Pepe Coves (partida de Asprillas), Belloteras junto a la Torre vigía medieval y palacete de la nobleza señorial de las pedanías Jubalcoy-Saladas, Bellotera de la Vereda de Sendres, etc. El ejemplar fotografiado en esta ruta ciclista de divulgación, daba sombra a la fachada orientada al Sur de una casa de labranza de tipología arquitectónica tradicional en el campo ilicitano que incluye además una planta superior o “cambra” para almacén, almazara de aceite y útiles para producción de vino. Esta finca está habitualmente cultivada de patatas, y precisamente para proteger de la meteorología las cajas con patatas ya recolectadas que deposita bajo la encina, su propietario no la ha podado dejando que las ramas lleguen hasta el suelo como protección frente al viento, la lluvia y el sol. Merece la pena fotografiar las inflorescencias masculinas de estos árboles en primavera, por la belleza de estos amentos amarillentos, que cuelgan como adornos de pocas semanas.
Las encinas son el árbol emblemático de España por su antigüedad en toda la península ibérica, aunque no tanto como los pinos que son la especie más longeva del mundo con unos ejemplares situados en el estado norteamericano de Nevada, y aquí en España los árboles más antiguos son los pinos ubicados en zonas altas de la sierra de Cazorla. También son destacables las gigantes Secuoyas de Estados Unidos, y los monumentales castaños del norte de España. En nuestro país todavía se conservan muchas encinas en Extremadura, y según algunos documentos de época romana, las ardillas podían cruzar nuestro país entero sin bajarse del corredor verde formado por las encinas. Sin embargo, hay muchos factores que han causado la desaparición de la mayoría, destacando su tala masiva por el excelente poder calorífico de su madera para uso de leña, el incremento de enfermedades causadas por plagas vegetales que se han multiplicado con el aumento de temperatura debido al cambio climático probado por la mayoritaria comunidad científica internacional, o en fincas agrícolas el cambio en sus costumbres de riego y la profunda roturación del terreno sin respetar un perímetro de protección de casi el triple diámetro mayor de su copa. La subespecie más habitual en Elche de este árbol forestal se conoce en nuestra lengua vernácula como Carrasca, y se denomina popularmente “bellotera”, porque precisamente sus bellotas recolectadas en el mes de Diciembre han tenido tradicionalmente varios usos de consumo animal, y también para alimento humano en tiempos de escasez. En el término municipal de Elche con sus 33 pedanías, todavía existen diseminados unos diez ejemplares centenarios, y entre ellos sobresalen además de esta encina ubicada en la pedanía rural de El Derramador, otros ejemplares aún más vigorosos y bautizados por la tradición oral como son los siguientes: Bellotera de la Tía Andrea (partida de El Derramador), Carrasca de la pedanía de Perleta (en la finca documentada cartográficamente como “Roal de la Bellotera”), Bellotera de la Masía del Tío Pepe Coves (partida de Asprillas), Belloteras junto a la Torre vigía medieval y palacete de la nobleza señorial de las pedanías Jubalcoy-Saladas, Bellotera de la Vereda de Sendres, etc. El ejemplar fotografiado en esta ruta ciclista de divulgación, daba sombra a la fachada orientada al Sur de una casa de labranza de tipología arquitectónica tradicional en el campo ilicitano que incluye además una planta superior o “cambra” para almacén, almazara de aceite y útiles para producción de vino. Esta finca está habitualmente cultivada de patatas, y precisamente para proteger de la meteorología las cajas con patatas ya recolectadas que deposita bajo la encina, su propietario no la ha podado dejando que las ramas lleguen hasta el suelo como protección frente al viento, la lluvia y el sol. Merece la pena fotografiar las inflorescencias masculinas de estos árboles en primavera, por la belleza de estos amentos amarillentos, que cuelgan como adornos de pocas semanas.