Los productos ecológicos tienen cada vez más aceptación, hasta el punto de que la oferta se queda corta para una demanda en pleno auge con ciudadanos cada vez más interesados en cuidar su alimentación. Un grupo de agricultores, productores de pan y huevos libres de productos químicos se están organizando en torno a un proyecto que intentará mejorar sus posibilidades de venta. Hasta ahora, lo normal es que sus clientes lleguen a ellos por el boca-oreja y que el género se entregue directamente en el campo o en la vivienda del comprador. Ese método de contacto directo da buenos resultados, y de hecho a menudo el consumidor quiere ver con sus propios ojos cómo se cosechan los productos que come. Pero esa dispersión pone también limitaciones que ahora se pretenden salvar.
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